It has been
said, and perhaps not said too much, or too loud, or taken too seriously, for
my liking people speaking unthinkingly they say that love is a cure all. I say—there is an opposite side to the coin of
love, it can destroy good sense and makes the loving person a fool, and this
story I bring to your attention may prove my point, and I’m sure the reader
perhaps knows even more course tales on the subject then this one—I dread to
hear it! In this story it is a mother’s love, and fear of her son!
She is at peace now, Catalina, it wasn’t that
way always in her earth-life, quite the opposite, living with and by her son;
and perhaps someday Facundo will come to see the wisdom of some counsel, and
breaking of old cadaverous habits for this too, has brought to him an unsettle
mind, and so remains to this day, his way presently in earth-life. She loved
her child, Facundo, and loved well.
—Facundo’s mother Catalina.
He was angry still, as was his way with
her, with the neighbors. She obeyed her heart, not her logical thinking, and
the heart said ‘Do not mind him.’ He was
ever quick with harsh words for her, as those beatings he gave her also were
quick and swift, taking her money for drugs; we all knew this in the
neighborhood, all of us. She blamed God for his ways, for not helping her, but
God put all of us in her way to help her, and she’d not help herself; it looked
to us, she wanted to be a martyr, and so she was.
Well, she did no wrong, and he was in
his own drug induced world, and he obeyed pride and she obeyed him, that drove
her against her heart’s prompting her to escape his evil ways, as we all told
her to do, and she wouldn’t do; and then he told her not to talk to us
neighbors because she was getting strong, and for the most part, again she
obeyed.
In a way, she had a saint’s heart, with
an aureole sweetness, goodness and meekness but short with determination to do
anything but blame God for her stubbornness to endure.
He, Facundo, had expressed himself in no
certain way to the neighbors to stay out of his affairs with his mother. And
most of us did, not all. Not me and not my wife, we told her to go to a support
group, or escape the neighborhood, but she said, he’d just find her. No telling
what wackiness he was on the verge of doing. He was the dark personified
element in her fear. His mysterious influence seized her body and soul. She
told my wife, “He’s going to kill me yet,” I suppose she meant beating her to
death, or mentally. She was sixty, he thirty-eight, no kid, a bum, he didn’t
work, he just complained.
She had written her will out, leaving
him half of whatever.
There is the possibility of one mind
unconsciously telling another mind, to go and die; like a dog or animal, or
flower, if there is no love there, that is what they do, they go forevermore
into the dust of the earth. He abused her warm generosity and swift
forgiveness, and the drugs made him into a primitive beast, dominating all of
her, with no love, noticeable. But of course this is what drugs and alcohol do:
along with cutting emotion out of the soul. That is why the demon can retire
once he’s got you on alcohol or drugs, he need do no more. So the beast
dominated her, you could see this on her face, hot dread; she was quick not to
not please him.
Now that she is dead, what can he do? I
asked myself, once the money is gone, what then? She had a heart attack, six weeks ago,
perhaps with a nervous breakdown to boot: who’s to say, but dead all the same.
Believe it or not, kids, more kids than
you think are like that nowadays.
I saw him a few days ago, he stopped to
say hello, shake hands, mingle with a few gestures, words, no residuum of
sorrow about him, nothing in his voice to indicate he was grieving a loss,
still possessed by his drug, and from what I saw of him, melting away to
nothingness; he was in another mind, in that he was out of his mind, with inane
behavior.
The neighbors blamed him for her death,
and some wanted to press charges, there was much irritation in their manners
for this madman, but they did little to nothing. My wife asked what I thought
of it, why he had no emotions. I said “He’ll get them when he wakes up, and
gets off the drugs, then look out, he’ll be suicidal.”
No: 1062 (5-15-2014)
Reeditad: 7-2015
Spanish Version
“La madre de Facundo”
(Marzo 2014: Lima, Perú; San Juan de Miraflores)
Ella está en paz
ahora, Catalina, no siempre fue de esa forma en su vida terrena, casi lo
contrario, viviendo cerca de su hijo, y viviendo con él; y tal vez algún día
Facundo llegue a escuchar la sabiduría de algún consejo, y rompa viejos hábitos
desagradables, porque esto también, le ha ocasionado a él una mente perturbada,
y así continúa a la fecha, su comportamiento en la vida terrena. Ella amaba a su hijo, Facundo, y lo amaba
mucho—la madre de Facundo, Catalina.
Él todavía estaba enojado, como era su
comportamiento con ella, con los vecinos. Ella obedecía a su corazón, no a su
pensamiento lógico, y el corazón decía: “no le hagas caso a él”. Él era rápido con palabras duras para ella,
así como esos golpes que le daba también eran súbitos y rápidos, llevándose su
dinero para las drogas; todos sabíamos esto en el barrio, todos nosotros. Ella le echaba la culpa a Dios por la forma
de ser de él, por no ayudarla; pero Dios nos puso a todos nosotros en su
camino, para ayudarla, pero ella no se ayudaba a sí misma; nos parecía a
nosotros, que ella quería ser una mártir, y así lo fue.
Bueno, ella no hizo ningún mal, y él
estaba sumido en su propio mundo de drogas inducido, y él obedecía al orgullo,
y ella le obedecía a él, lo que la condujo en contra de la advertencia de su
corazón de escaparse de sus malos tratos, como todos le habíamos dicho que lo
hiciera, pero ella no lo haría; y entonces él le dijo que no hablara con
nosotros, los vecinos, ya que ella se estaba volviendo fuerte, y como siempre,
de nuevo, ella obedeció.
De alguna forma, ella tenía el corazón
de una santa, con una dulzura de aureola, bondad y mansedumbre pero corta en
determinación a hacer algo, sólo echarle la culpa a Dios por su propia
terquedad para soportar.
Él, Facundo, había
dado a entender a los vecinos, de alguna forma, estar fuera de sus asuntos con
su madre. Y la mayoría lo hizo, pero no todos. No mi esposa ni yo, nosotros le
dijimos que fuera a un grupo de ayuda, o que se escapara del barrio, pero ella
sólo decía, que él la encontraría de todas formas. Sin contar qué tontería él estaba a punto de
hacer. Él era el oscuro elemento personificado en su miedo. Su influencia
misteriosa agarró su cuerpo y alma. Ella le dijo a mi esposa, “Él va a matarme
aún”, supongo que quiso decir que la golpearía a muerte, o mentalmente. Ella tenía sesenta años, él treinta y ocho,
no un niño, un vagabundo, él no trabajaba, sólo se quejaba.
Ella había escrito su testamento
dejándole la mitad de lo que sea.
Cabe la posibilidad que una mente
inconscientemente le dijo a la otra, ve y muere; como un perro o un animal, o
una flor, si no hay amor allí, eso es lo que hacen, ellos van para siempre al
polvo de la tierra. Él abusó de su
generosidad cálida y de su rápido perdón, y las drogas hicieron de él una
bestia primitiva, dominándola toda a ella, sin amor que se notara. Pero, por supuesto, esto es lo que las drogas
y el alcohol hacen: junto con sacar las emociones del alma. Esto es por qué el demonio puede jubilarse,
una vez que te mete en las drogas o el alcohol, él no necesita hacer nada más.
Así la bestia la dominaba, podías verlo en su cara, tremendo pavor; ella era
rápida en no dejar de complacerlo.
Ahora que ella está muerta, ¿qué puede
hacer él? Me pregunté, una vez que el dinero se acabe, ¿qué sigue? Ella tuvo un ataque al corazón, seis semanas
atrás, tal vez con una crisis nerviosa para completar: quién puede decirlo,
pero muerta lo mismo.
Para creer o no, algunos hijos, más
hijos de lo que se piensa, son así hoy en día.
Lo vi a él unos días atrás, él se detuvo
para saludar, dar la mano, alternado unos cuantos gestos, palabras, no había
rastros de pena en él que se notara en su voz para indicar que él estaba
sufriendo por una pérdida, todavía poseído por sus drogas, y por lo que vi de
él, fundiéndose en la nada; él estaba en otra mente, es decir estaba ido, con
un comportamiento absurdo.
Los vecinos lo culparon por la muerte de
ella, querían denunciarlo, había mucha irritación en sus modales por este
hombre irascible, pero hicieron casi nada.
Mi esposa me preguntó qué pensaba sobre esto, por qué él no tenía
emociones. Dije: “Él lo tendrá cuando salga de las drogas, luego, mira, él será
miserable”
No: 1062 (15-Mayo-2014)