English Version
“Facundo’s Mother”
(March, 2014: Lima, Peru; San Juan
Miraflores)
She is at
peace now, Catalina, it wasn’t that way always in her earth-life, quite the
opposite, living with and by her son; and perhaps someday Facundo will come to
see the wisdom of some counsel, and breaking of old cadaverous habits for this
too, has brought to him an unsettle mind, and so remains to this day, his way
presently in earth-life. She loved her child, Facundo, and loved well. —Facundo’s mother Catalina.
He was angry still, as was his way with
her, with the neighbors. She obeyed her heart, not her logical thinking, and
the heart said ‘Do not mind him.’ He was
ever quick with harsh words for her, as those beatings he gave her also were
quick and swift, taking her money for drugs; we all knew this in the
neighborhood, all of us. She blamed God for his ways, for not helping her, but
God put all of us in her way to help her, and she’d not help herself; it looked
to us, she wanted to be a martyr, and so she was.
Well, she did no wrong, and he was in his own
drug induced world, and he obeyed pride and she obeyed him, that drove her
against her heart’s prompting her to escape his evil ways, as we all told her
to do, and she wouldn’t do; and then he told her not to talk to us neighbors
because she was getting strong, and for the most part, again she obeyed.
In a way, she had a saint’s heart, with
an aureole sweetness, goodness and meekness but short with determination to do
anything but blame God for her stubbornness to endure.
He,
Facundo, had expressed himself in no certain way to the neighbors to stay out
of his affairs with his mother. And most of us did, not all. Not me and not my
wife, we told her to go to a support group, or escape the neighborhood, but she
said, he’d just find her. No telling what wackiness he was on the verge of
doing. He was the dark personified element in her fear. His mysterious
influence seized her body and soul. She told my wife, “He’s going to kill me
yet,” I suppose she meant beating her to death, or mentally. She was sixty, he
thirty-eight, no kid, a bum, he didn’t work, he just complained.
She had written her will out, leaving
him half of whatever.
There is the possibility of one mind
unconsciously telling another mind, to go and die; like a dog or animal, or
flower, if there is no love there, that is what they do, they go forevermore
into the dust of the earth. He abused her warm generosity and swift
forgiveness, and the drugs made him into a primitive beast, dominating all of
her, with no love, noticeable. But of course this is what drugs and alcohol do:
along with cutting emotion out of the soul. That is why the demon can retire
once he’s got you on alcohol or drugs, he need do no more. So the beast dominated
her, you could see this on her face, hot dread; she was quick not to not please
him.
Now that she is dead, what can he do? I
asked myself, once the money is gone, what then? She had a heart attack, six weeks ago,
perhaps with a nervous breakdown to boot: who’s to say, but dead all the same.
Believe it or not, kids, more kids than
you think are like that nowadays.
I saw him a few days ago, he stopped to
say hello, shake hands, mingle with a few gestures, words, no residuum of sorrow
about him, nothing in his voice to indicate he was grieving a loss, still
possessed by his drug, and from what I saw of him, melting away to nothingness;
he was in another mind, in that he was out of his mind, with inane behavior.
The neighbors blamed him for her death
wanted to press charges, there was much irritation in their manners for this
madman, but they did little to nothing. My wife asked what I thought of it, why
he had no emotions. I said “He’ll get them when he gets off the drugs, then
look out, he’ll be suicidal.”
No: 1062 (5-15-2014)
Spanish Version
“La Madre de Facundo”
(Marzo 2014: Lima, Perú; San Juan de
Miraflores)
Ella
está en paz ahora, Catalina, no siempre fue de esa forma en su vida
terrena, casi lo contrario, viviendo cerca de su hijo, y viviendo con él; y tal
vez algún día Facundo llegue a escuchar la sabiduría de algún consejo, y rompa
viejos hábitos desagradables, porque esto también, le ha ocasionado a él una
mente perturbada, y así continúa a la fecha, su comportamiento en la vida
terrena. Ella amaba a su hijo, Facundo,
y lo amaba mucho—la madre de Facundo, Catalina.
Él
todavía estaba enojado, como era su comportamiento con ella, con los vecinos. Ella obedecía a su corazón, no a su
pensamiento lógico, y el corazón decía: “no le hagas caso a él”. Él era rápido con palabras duras para ella,
así como esos golpes que le daba también eran súbitos y rápidos, llevándose su
dinero para las drogas; todos sabíamos esto en el barrio, todos nosotros. Ella le echaba la culpa a Dios por la forma
de ser de él, por no ayudarla; pero Dios nos puso a todos nosotros en su
camino, para ayudarla, pero ella no se ayudaba a sí misma; nos parecía a
nosotros, que ella quería ser una mártir, y así lo fue.
Bueno,
ella no hizo ningún mal, y él estaba sumido en su propio mundo de drogas inducido,
y él obedecía al orgullo, y ella le obedecía a él, lo que la condujo en contra de
la advertencia de su corazón de escaparse de sus malos tratos, como todos le
habíamos dicho que lo hiciera, pero ella no lo haría; y entonces él le dijo que
no hablara con nosotros, los vecinos, ya que ella se estaba volviendo fuerte, y
como siempre, de nuevo, ella obedeció.
De alguna
forma, ella tenía el corazón de una santa, con una dulzura de aureola, bondad y
mansedumbre pero corta en determinación a hacer algo, sólo echarle la culpa a
Dios por su propia terquedad para soportar.
Él, Facundo, había dado a entender a los vecinos, de
alguna forma, estar fuera de sus asuntos con su madre. Y la mayoría lo hizo, pero
no todos. No mi esposa ni yo, nosotros le dijimos que fuera a un grupo de
ayuda, o que se escapara del barrio, pero ella sólo decía, que él la
encontraría de todas formas. Sin contar qué
tontería él estaba a punto de hacer. Él era el oscuro elemento personificado en
su miedo. Su influencia misteriosa agarró su cuerpo y alma. Ella le dijo a mi
esposa, “Él va a matarme aún”, supongo que quiso decir que la golpearía a
muerte, o mentalmente. Ella tenía
sesenta años, él treinta y ocho, no un niño, un vagabundo, él no trabajaba,
sólo se quejaba.
Ella
había escrito su testamento dejándole la mitad de lo que sea.
Cabe la posibilidad
que una mente inconscientemente le dijo a la otra, ve y muere; como un perro o
un animal, o una flor, si no hay amor allí, eso es lo que hacen, ellos van para
siempre al polvo de la tierra. Él abusó
de su generosidad cálida y de su rápido perdón, y las drogas hicieron de él una
bestia primitiva, dominándola toda a ella, sin amor que se notara. Pero, por supuesto, esto es lo que las drogas
y el alcohol hacen: junto con sacar las emociones del alma. Esto es por qué el demonio puede jubilarse,
una vez que te mete en las drogas o el alcohol, él no necesita hacer nada más.
Así la bestia la dominaba, podías verlo en su cara, tremendo pavor; ella era
rápida en no dejar de complacerlo.
Ahora que
ella está muerta, ¿qué puede hacer él? Me pregunté, una vez que el dinero se
acabe, ¿qué sigue? Ella tuvo un ataque
al corazón, seis semanas atrás, tal vez con una crisis nerviosa para completar:
quién puede decirlo, pero muerta lo mismo.
Para
creer o no, algunos hijos, más hijos de lo que se piensa, son así hoy en día.
Lo vi a
él unos días atrás, él se detuvo para saludar, dar la mano, alternado unos
cuantos gestos, palabras, no había rastros de pena en él que se notara en su
voz para indicar que él estaba sufriendo por una pérdida, todavía poseído por
sus drogas, y por lo que vi de él, fundiéndose en la nada; él estaba en otra
mente, es decir estaba ido, con un comportamiento absurdo.
Los
vecinos lo culparon por la muerte de ella, querían denunciarlo, había mucha
irritación en sus modales por este hombre irascible, pero hicieron casi
nada. Mi esposa me preguntó qué pensaba
sobre esto, por qué él no tenía emociones. Dije: “Él lo tendrá cuando salga de
las drogas, luego, mira, él será miserable”
No: 1062 (15-Mayo-2014)