Friday, June 22, 2012

Ode, to: The Gentile Giant of Trujillo (In English and Spanish)


During a Saturday afternoon dinner at the author’s home and while sitting around talking with several guests, and the subject being giants, Manuel Valera, a friend, told the author of his mother’s experience, back in the late 1920s…and thus, came the “Ode, to the Gentile Giant of Trujillo.”


English Version
Ode, to:
The Gentile Giant of Trujillo




Into our sight Uno-Grande, the big one came
Over eight foot tall, three-hundred pounds or more,
Hungry as a greedy hawk, a pale hound!

He came this day—

       I first saw him at eight years old
He was old, not strong shouldered anymore
It looked at one time he might have been,
Joyfully laboring to steal our charqui—
Salted and dried, being prepared for winter storage!
Hooked onto our clothesline outside:
“Never fear,” papa said, “we shall wait for him
Catch him, like a bear stealing honey,
We’ll catch him,” papa looked dark and fierce.

Back then, about 1928, we lived outside Trujillo
Nearby, was the wooded countryside…
Where Uno-Grande ran blithely to, with our charqui!

His great blue eyes were brimmed
With wild beauty, and calmness, he was harmless!
Tumbled like a clown, when he ran (escaped)
But higher than our house he looked…

It was here papa and the neighbors caught him
He had chosen our loft to steal from
Hungry as a greedy hawk, a pale hound!
Old and harmless as a field mouse!…

There he stood, like a ship on a reef
There was nothing to do, the old giant had lost
Most of his strength, age makes a man weak;
There was no violence in him…
He was in fact drowning with exhausted flesh
His laboring days had long past!

I don’t know how he met death, perhaps I
Dreamed it, that he died happy and well…
But Papa and Ma, and the neighbors too
They all left out food for him to eat, from that day on!
So, surely he ate well; hunched and full of
Happy fury: off and on, he’d leave a deer, or corn
Even a few times—some chickens, at our door!
A nice gesture, among friends.


No: 3340 (5-5-2012)

Inspired by Manuel Valera, who during a Saturday afternoon dinner at the author’s home, while sitting around talking with several guests, and the subject being giants, he told the author of his mother’s experience, back in the late 1920s…and thus, came the “Ode, to the Gentile Giant of Trujillo.”


Spanish Version

Oda al:
Gentil Gigante de Trujillo


En nuestra vista ‘Uno-Grande’, el gigante, apareció,
Más de dos metros de altura, ciento cuarenta kilos o más,
Hambriento como un halcón glotón, un galgo pálido.

Él vino este día—

   La primera vez lo vi a los ocho años de edad
Él era viejo, ya no un robusto fuerte
Parecía que en un tiempo pudo haberlo sido
Afanado alegremente para robarse nuestra cecina
—Carne salada y seca preparada para guardarla en invierno—.
Colgada afuera en nuestro cordel de ropas.
“Nunca temas” papá dijo, “esperaremos por él
Lo cogeremos, como a un oso robando miel,
Nosotros lo atraparemos”, papá parecía sombrío y feroz.

En ese entonces, alrededor de 1928, vivíamos en las afueras de Trujillo,
Cerca, estaban los campos fértiles…
¡Donde Uno-Grande, el gigante, se escondía con nuestra cecina!

¡Sus grandes ojos azules estaban bordeados
Con belleza salvaje, y sosiego, él era inofensivo!
Se tambaleaba como un payaso, cuando corría (escapaba)
Pero él parecía más alto que nuestra casa…

Fue acá donde papá y los vecinos lo cogieron
Él había escogido nuestra carne para robarse
¡Hambriento como un halcón glotón, un galgo pálido
Viejo e inofensivo como un ratón silvestre!...

Allí él estuvo, como un barco en un arrecife
No había nada que hacer, el viejo gigante había perdido
Casi todas sus fuerzas, la vejez hace a un hombre débil;
No había violencia en él…
Él en realidad estaba ahogándose con carne exhausta
¡Sus días laboriosos habían pasado hace tiempo!

No sé cómo encontró él la muerte,  yo sueño que talvez
Él murió feliz y bien…
Pero desde ese día en adelante
Papá y mamá, y los vecinos también
Todos ellos dejaban afuera comida para él,
Por eso, de seguro que él comía bien; encorvado y lleno
De una furia de alegría: de vez en cuando él dejaba un venado, o choclos
¡Incluso unas cuantas veces—algunas gallinas, en nuestra puerta!
Un gesto muy bonito, entre amigos.

Nro: 3340 (5-Mayo-2012) Inspirado por Manuel Valera, quien durante un almuerzo en la casa del autor, un día sábado por la tarde mientras estaban sentados hablando con varios invitados sobre los gigantes, él le contó la experiencia de su mamá, allá en los años 1920s. Y así nació la “Oda al Gentil Gigante de Trujillo”